Suenan campanas, a lo lejos,
suenan campanas,
nunca sé si de boda o de entierro,
o simplemente son un llamamiento
a la oración, al recogimiento.
Cada vez que escucho el sonido de las campanas,
no sé exactamente que es lo que ocurre
en mi interior, en mi exterior
que lo único que me apetece
es salir huyendo, salir volando
hacia un lugar donde
el sonido de esas campanas no me alcance.
No quiero bodas,
no quiero entierros,
ni tampoco llamadas al recogimiento.
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