y que escupes fuego de tu boca,
me hace más fuerte frente a mis debilidades,
porque sé que esas son tus debilidades
y que a mi persona no pertenecen.
Te pido que no mientas y que me mires a los ojos,
sin miedo a perder un pedazo de tu orgulloso yo.
Te pido que me hables en susurros
sin poner tanta violencia en cada palabra,
pero te sientes atacado, vulnerable…
y el miedo es más grande
que cualquiera de mis caricias de palabras,
que arropan tu ira y te hacen llorar.
Tú, el hombre violento, irracional, orgulloso.
Tú, el hombre vulnerable, herido y frágil.
Tú, esa enorme bestia que un día destruiré.
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